Las memorias de AniversarioPerú – Parte 1

Aniversario Perú
soy Biólogo, PhD. Hobbies: investigador en usos de las TIC, periodismo de datos, nerd, etc.
Foto referencial. Fuente http://niconvencional.blogspot.com/
La discusión que está causando la nueva Ley Universitaria y el inicio de inversión con fuerza en investigación mediante el Concytec me ha empujado a querer contar mis memorias. Veo que la opinión pública está bastante dividida y los líderes de opinión argumentan y opinan desde una visión interna, basándose en estándares internos, propios de un país en vías de desarrollo (para no decir tercermundista).
Ya que pude hacer un PhD en un país europeo y ya llevo dos post doctorados en otro país de las Europas, mis amixers me dicen que podría ser buena idea que cuente mis memorias. El objetivo es agregar datos e información a la discusión de cómo es la investigación académica en otros lados del charco, cómo son las universidades y profesores en países desarrollados, los cuales han podido elevar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Total eso es lo queremos todos, que el nivel de vida de todos los peruanos mejore. Ya que no se puede lograr con varita mágica, y se tiene que atacar varios puntos, podríamos tratar de copiarnos las cosas que puedan estar haciendo bien en países desarrollados (para no decir del primer mundo). No?
Además los años pesan y me olvido de las cosas, mejor escribo mis memorias antes que me ataque Mr. Alzheimer.
Parte 1. Los inicios
Muchos años después, en el primer día como estudiante de doctorado de una prestigiosa universidad europea, el troll AniversarioPerú había de recordar aquella tarde remota que su profesor san marquino lo dejó entrar a su aula para que conozca el ADN (ácido desoxirribonucleico, base de los genes y cromosomas).
Pero no nos adelantemos. Antes que AniversarioPerú siquiera pensara llegar a estudiar la carrera de Biología en la Univ. Nacional Mayor de San Marcos, tuvo que tener varias aventuras.
Tuvo que hacer colas todos los días, por varias horas, sentado en la puerta de la panadería del barrio para poder comprar máximo 10 panes.
También debía levantarse los domingos muy temprano para ir a esperar la visita semanal del camión repartidor de la leche Enci.
Una vez que llegaba el camión, decenas de adultos se apuraban en formar fila para comprar como máximo 15 bolsitas de leche Enci para toda la semana. No importaba que AniversarioPerú fuera el único de la casa que podía ir a comprar la leche, ya que papá y mamá trabajaban. Tampoco importaba que en la casa hubiesen niños pequeños que pedían su vaso de leche en las mañanas. Esas 15 bolsitas de leche Enci debían durar para una semana y para todos.
Luego de varias horas de espera y ser empujado por la cola de adultos, AniversarioPerú regresaba feliz a su casa, con la frente en alto, orgulloso de haber podido cumplir con la tarea semanal.
Pero a veces AniversarioPerú regresaba a la casa triste, con las manos vacías. AniversarioPerú era un niño, no era muy alto y a veces los señores encargados de repartir la leche Enci se negaban a entregarle las bolsitas, haciendo uso de un hiriente «solo entregamos a adultos, vete para allá chibolo».
Esta rutina fue repetida por muchas semanas de muchos meses. Me llegó a gustar la actividad de tener que cruzar el asentamiento humano hasta llegar a la avenida más cercana, la cual delimitaba lo que yo conocía como «el barrio». Mi abuela me decía que vivíamos en un pueblo joven. Pero yo me di cuenta de la cruda verdad aquel día que llegaron unos documentos legales a las casas de todos los vecinos, acusándonos de ser deudores de miles de soles debido a no haber pagado durante décadas costos por concepto de arbitrios y parques y jardines.
AniversarioPerú llegó a leer esos documentos enviados por la municipalidad donde decía bien claro en el margen superior: «Poblador del Asentamiento humano». AniversarioPerú se sintió decepcionado al enterarse que no vivía en pueblo joven, vivía en un asentamiento humano. AniversarioPerú era muy tonto.
Pero AniversarioPerú vivía contento en su barrio. Su mamá lo recogía del colegio fiscal todas las tardes y llegando a la casa se cambiaba el uniforme y salia a pelotear con sus amigos. No era peligroso pelotear en la calle ya que no había pista. Las calles consistían en tierra de color negro, rica en nutrientes ya que los pobladores fundaron el asentamiento humano sobre restos antiguos de una chanchería donde solo quedaban recuerdos (y harta materia orgánica rica en carbono, por eso el color negro de la tierra). Ya que no había pistas, pasaban pocos autos. No había ni bicicletas. Solo habían veredas que los vecinos habían construido con su propio dinero. Tampoco habían parques ni jardines, pero igual la municipalidad nos golpeó con una cuentasa que demoró muchos años en pagarse. Entonces era seguro pelotear en la calle sin quedar atropellado en el intento.
continuará? …
Aquí el siguiente capítulo: Memorias Parte 2.
Más procrastinación
